Embutidos Saludables
Hay
que tener en cuenta la dificultad que implica la reducción de estos dos
componentes, sobre todo en lo relacionado con palatabilidad en el caso
de la grasa y en el sabor, textura y conservación en el caso de la
sal.
El
contenido de grasas de estos productos se ha ido ajustando limitando en
forma muy importante las grasas saturadas que son las responsables del
incremento del colesterol en sangre. El jamón cocido superior es un
perfecto ejemplo que se puede sustituir la cantidad de grasas saturadas en los embutidos cárnicos por las grasas monoinstauradas (sobretodo ácido oleico) significan un valor importante, con lo que implica en cuanto al control del colesterol.
Un estilo de vida saludable es cónsono con una dieta equilibrada, el consumo de embutidos es recomendable siempre que sean aquellos con un 98 % libre de grasas.
Como se conoce normalmente, no hay alimentos ni buenos ni malos, solo
hay que cuidar las cantidades de las ingestas de cada uno de ellos.
Es una excelente fuente proteica para todas las edades, en los niños y los adultos mayores cuando la aceptación de las carnes disminuye.
En
los niños por ejemplo, es importante comentar que la carne y sus
derivados, son una excelente fuente de proteínas de alto valor
biológico, minerales y vitaminas, imprescindibles para un crecimiento y
desarrollo normales. A parte la fácil digestibilidad de los productos
cárnicos ayuda a incluir estos productos en una dieta de un niño. Lo
mismo ocurre con la dieta de las personas mayores, que primero de todo
necesitan productos de fácil digestibilidad. Por otro lado productos que
contengan proteínas de alto valor biológico y micro-nutrientes como el
Hierro, Zinc, vitamina B6 y B12 son muy beneficiosos para estas
personas. En ambos casos siempre es mejor no incluir productos con un
exceso de grasas, no obstante existen muchos embutidos que no generan un
aporte de grasas elevado, como sería por ejemplo el jamón cocido superior, jamón de pechugas de pavo cocidas, los jamones curados, etc.
Muchos embutidos son elaborados a partir de la carne de cerdo, esto es importante ya que la carne de cerdo es una carne saludable, como se ha demostrado científicamente en los últimos años es mucho mas magra que la carne de res, y además se cuenta con la garantía y
control de calidad desde la cría de los mismos, por lo que se obtiene
un producto de muy alta calidad y seguro para el consumo humano.
Existen otros productos desarrollados o elaborados cárnicos de pavo, que se trata de una carne con un bajo contenido graso, sin embargo no son criados en el país y por eso se encarece el costo del producto.
Está ampliamente demostrado que la calidad de sus grasas y su contenido proteico hacen del jamón cocido
una opción apropiada para una alimentación no sólo equilibrada, sino
indicada para incluirla en planes de alimentación adecuados para
patologías como la obesidad, dislipidemias,
hipertensión y anemias, siempre bajo la máxima del balance y del
equilibrio de la dieta. Contrariamente a creencias que se extienden en
muchas ideas preconcebidas en el mundo de la cocina y de la gastronomía,
la grasa del cerdo, según han dejado patente un buen número de estudios
científicos, posee una excelente calidad nutricional gracias
especialmente a su moderado aporte de ácidos grasos saturados y
colesterol. De hecho, y por todas estas razones, el consumo de grasas
ricas en oleico (como son las del cerdo) se está imponiendo claramente
sobre el de las grasas saturadas, dado que permite mantener un aporte
diario de grasa para que la dieta resulte apetecible y sin el efecto
secundario del aumento del colesterol. La carne, en líneas generales, es
un 70% de agua, un 20% de proteínas y entre un uno y un 5 % de grasas.
Esto varía en función de la especie animal y la pieza. Además, es una
fuente importante de potasio, fósforo, hierro y cinc, y aporta un alto
contenido de vitaminas de grupo B y minerales. Con respecto a su
contenido en colesterol, en la carne magra y semigrasa de cerdo oscila entre 69 y 72 mg/100 g de alimento, valores similares a los del filete de pollo y ligeramente superiores a los de la ternera magra o semimagra. Además, la carne de cerdo es de fácil digestibilidad, cualidad que comparte con el resto de las llamadas carnes blancas.
Además,
en productos curados y madurados como el jamón y el chorizo la carne es
sometida a un proceso de secado durante la elaboración que provoca que
todos estos nutrientes estén, además, concentrados. El chorizo es un
alimento que conlleva numerosos beneficios saludables. Además, de todas
las propiedades beneficiosas que ofrece la carne de cerdo, hay que
destacar los beneficios que aportan el resto de sus ingredientes.
En
particular, el pimentón presente en el chorizo no sólo le da su
característico aroma, sabor y color, sino que también tiene notables
propiedades antioxidantes gracias a su aporte de carotenos, licopenos y
vitaminas C y E. El ajo es otro de los principales ingredientes del
chorizo y sus virtudes están ampliamente reconocidas desde tiempo
inmemorial: incrementa las defensas del organismo mejorando su respuesta
frente a virus y bacterias. Es antiinflamatorio, anticoagulante,
vasodilatador y depurador. Además, el chorizo previene de la
hipertensión protegiendo al mismo tiempo al corazón y a las arterias,
dándoles mayor flexibilidad y manteniéndolas libres de depósitos
de colesterol. También ayuda a incrementar el nivel de la insulina en
el cerebro y permite controlar el estrés y la depresión. La reticencia
hacia el consumo de chorizo suele venir dada por su elevado aporte
energético y su contenido en sal. No obstante, si se valora las
proporciones de consumo, gramos y frecuencia (el consumo habitual de
chorizo no excede de los 100 gramos por semana) la energía final que
aporta es moderada y puede seguir formando parte de una dieta
equilibrada. Si consideramos 35 gramos una ración para un sándwich, la sugerencia es reducir el consumo de grasas ese día en tu plan de alimentación.
Se puede
incluir fiambres y embutidos en una dieta saludable, una o dos veces
por semana, priorizando aquellos que más proteínas y menos grasa
contengan
Muchas personas preocupadas por la salud, ponen en duda, la cantidad de químicos y colorantes que las industrias aplican para la elaboración y conservación de los productos;
debemos estar conscientes de que existe distintos tipos de calidad.
Claro está que entre más baratos, la calidad de la carne y elementos que
contienen puede ser baja, provocando efectos negativos en la salud. En
cambio, hay marcas que invierten un poco más en producir embutidos con
carnes mejores y en cuidar un poco más sus procesos, como el caso de los
jamones cocido superior versus e el jamón cocido estándar.