ALERGIAS E
INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS
Existen
evidencias de manifestaciones alérgicas que se remontan a la época de los faraones,
encontrándose descripciones en los papiros egipcios de reacciones severas a
picadas de abejas. (Adkinson et al, 1988).
Un alto
porcentaje de la población en países no industrializados se alimentan de forma
inadecuada, generando diferentes grados de desnutrición, hecho que se complica
particularmente en Venezuela por la elevada prevalencia de enfermedades
alérgica 43 % (Massicot et al, 1984) y por ende una absorción limitada de
macromoléculas alimentaria cuando los pacientes presentan hipersensibilidad a
los alimentos. La prevalencia actual de reacciones adversas por alimentos en
nuestro país se desconoce, siendo para otras latitudes como Estados Unidos de
América un 25 % en niños menores de 4 años y reaccionando solo un tercio de
estos pacientes a la PPDC
para los alimentos problemas. Se ha demostrado que de un 2 a 3 % de la población
pediátrica presenta hipersensibilidad alimentaria, aunque cierto grupo, como
los que presentan dermatitis atópica expresan leve frecuencia aun más elevada
(Burks et al, 1988) ceca del 8%.
A veces se
interpreta mal una reacción adversa a los alimentos, una intolerancia y la
misma alergia; para facilitar los estudios en esta área la Academia Europea
de Alergias e Inmunología junto con el Instituto Nacional de Alergias y
Enfermedades Infecciosas de Norteamérica proponen una publicación con el
propósito de estandarizar la
nomenclatura.
Sensibilidad alimentaria: son aquellas
reacciones que se suceden como respuesta del organismo, después de haber
ingerido un alimento o un aditivo del alimento.
Intolerancia a los Alimentos: es una
reacción adversa que se sucede como consecuencia de una variedad de mecanismos
no inmunológicos que incluyen: contaminación por tóxinas secretadas por
salmoneras (por ejemplo en el huevo y el pollo); propiedades farmacológicas de
los alimentos, por ejemplo cafeína en café; y
deficiencia de enzimas o trastornos metabólicos, por ejemplo deficiencia
de lactosa (leche y derivados).
Hipersensibilidad a los alimentos o Alergia Alimentaria: es una respuesta
inmunológica anormal, son reacciones mediadas por IgE. Es el término utilizado
cuando la sensibilidad alimentaria es probable con base inmunológica.
SINTOMAS DE ALERGIAS ALIMENTARIAS
Las
manifestaciones son múltiples y pueden aparecer en cualquier sistema del
organismo.
.- Gastrointestinales:
cólicos, nauseas, vómitos, estreñimiento, prurito anal o faríngeo, dolor
abdominal.
.- Nasales:
congestión, prurito, rinorrea, estornudos.
.- Dermatológicos:
urticaria, eczema, angioedema, eritema, prurito, pápulas, etc.
.- Respiratorios:
rinitis, asma, tos, broncoespasmos, disnea, etc.
.- Oculares:
edema, irritación, conjuntivitis, etc.
.- Sistémicos:
cefalea, irritabilidad, fatiga crónica, hipotensión, anafilaxis.
.- Orales:
edema labial, edema de la lengua, prurito en el paladar y zumbido en los oídos.
Existen
alimentos que actúan como disparadores o desencadenantes de reacciones alérgicas
inmunológicas (hipersensibilidad) o reacciones no inmunológicas (intolerancia).
Por ejemplo la leche de vaca, trigo, huevos frescos, nueces, chocolate, etc.,
actúan como liberadores no inmunológicos de histaminas, induciendo síntomas
similares a las reacciones mediadas por la IgE, estos pueden atribuirse a una acción tóxica
o farmacológica causada por el alimento o por una deficiencia enzimática hacia
ese alimento, por ejemplo intolerancia a la lactosa, reacciones hacia aditivos
(tartrazina, sulfitos, etc.)
En el caso de
una reacción alérgica, por supuesto que el primer paso es la historia clínica,
en la cual se debe incluir un diario
dietético para la identificación del alimento sospechoso, cantidad ingerida del
mismo, tiempo transcurrido desde su ingestión y la aparición de los síntomas,
frecuencia de los mismos, episodios anteriores con síntomas similares y tiempo
transcurrido desde la última vez.
Para la demostración
del mecanismo inmune, el Alergólogo evaluará los resultados de la respuesta clínica
a través de algunas pruebas.
Después que la
sensibilidad al alimento ha sido comprobada por el médico tratante, se debe
iniciar un plan de alimentación diseñado y orientado por un nutricionista.
- Suministrar kilocalorías suficientes y necesarias para asegurar un adecuado crecimiento y desarrollo en niños y para alcanzar y / o mantener un peso corporal ideal o recomendado en adultos.
- Asegurar un adecuado aporte de nutrientes eliminando y sustituyendo alimentos con un valor nutricional equivalente, principalmente durante el periodo de evaluación del paciente en cuanto se sospeche una reacción adversa hacia una proteína alimentaría.
- Analizar la curva de peso y talla cuando se implementa un régimen dietético, particularmente en la evaluación y tratamiento del niño.
- Conocer la cantidad y calidad de alimentos que conforman su dieta básica a fin de dar una orientación nutricional adecuada al paciente atopico o inmunodeficiente.
- Controlar la aparición de síntomas posteriores a la sensibilización proteica.
Además se debe
tener presente la memoria inmunológica, es decir, el tiempo que se tarda el
organismo, una vez reconocida como dañina una sustancia, para poder
reintroducirla en la dieta, sin que se produzcan síntomas. Esto puede ser
debido al peso molecular del antígeno del alimento, por lo tanto a mayor peso
molecular mayor tiempo de memoria. Por ejemplo: el trigo y la leche tienen un
tiempo de memoria inmunológica de 2 años. El huevo de 1 a 2 años, los mariscos de 6 a 8 años.
Una vez que se
reincorporen los alimentos, es importante rotar los alimentos y mantener una
dieta balanceada. Evitando deficiencia nutricionales o una sensibilización por
consumo excesivo de un solo alimento. Además no siempre es el alimento en si, a
veces puede ser la forma de preparación (aditivos, preservantes, etc.)
Además se debe
identificar la familia botánica de los alimentos alergenos ya que puede
aparecer una reacción a ellos , por ejemplo: si un paciente es sensible al maní, probablemente también lo será para las
arvejas y vainitas. También puede estar dada ya que el organismo confunde un
compuesto por otro de igual o parecida composición química, por ejemplo: la
aspirina y los vegetales que contienen salicilados (espinacas).
ESTRATEGIAS DE
PREVENCIÓN
El primer paso
es identificar aquellos neonatos que tienen un alto riesgo de presentar una
enfermedad alérgica en los primeros años de vida, (especialmente aquellos cuyos
uno o los dos progenitores manifiestan algún proceso atópico)
El segundo
paso es evitar la exposición a alergenos o adyuvantes potenciales, por lo tanto
se recomienda:
a.- Favorecer
la lactancia materna, que la madre evite los principales alergenos alimentarios
y la administración de complementos con formula hipoalergénica, si es necesario
durante los primeros seis meses de vida. Se recomienda que las madres que
lactan eviten el consumo de maní y nueces ya que la proteína de estos alimentos
alergenitos puede pasar a la leche materna y sensibilizar al niño
b.- Destetar
con hidrolizado hipoalergénico con proteínas.
c.- Comenzar
con alimentos sólidos después de los seis meses
d.- Al año de
edad incorporar un alimento cada dos semanas (leche de vaca, soja, cítricos y
maní)
e.- Retardar
hasta los dos años la incorporación del huevo, pescado, trigo y frutos secos a
la dieta del niño.
Y por último
evitar la exposición a coadyuvantes ambientales específicos: padres fumadores,
contaminación ambiental, leches maternizadas, retrasar la asistencia a la guardería.
REFERENCIAS
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